Agregó: ‘presente por su ejemplo y heroísmo en la espiritualidad de todos los pueblos del mundo, la obra del Comandante Guevara constituye un pilar imprescindible para recrear la izquierda que necesitamos y darle carne de pueblo a la utopía’.
El Che, señaló, es síntesis de ciencia y mito en una dimensión imposible de manipular por los antivalores que norman el mundo actual y deformaron los pasados intentos por transformarlo, pero siempre posible de enriquecer por los continuadores de su obra.
Asimismo, manifestó que el ‘Guerrillero Heroico’ representó la insumisión, y la invocación a su figura desde sectores y personas de todas las creencias y generaciones indica como el germen de la rebeldía no ha muerto y el mito revolucionario puede y debe reencarnar en otro mito.
Muchos lo consideran -y no sin razón- el hombre del siglo XX: expresión viviente de la rebeldía frente a las más grandes injusticias, aseveró.
Por último, el revolucionario dominicano apuntó que a Guevara le tocó trascender su vida biológica como nadie lo ha hecho en el siglo XX y camino al XXI.
Desde su figura y accionar, añadió, se expresa el mito de la época que le tocó vivir, pero también, más allá de su muerte física está el que imperiosamente necesita esta nueva época post-derrumbe y este período singular de metamorfosis y crisis integral del capitalismo.
El Che desembarcó en Cuba en 1956 junto al líder de la Revolución Cubana, Fidel Castro, y otros 80 expedicionarios del yate Granma para comenzar la guerra de guerrillas contra la dictadura de Fulgencio Batista (1952-1959).
Tras el triunfo del 1 de enero de 1959 fue presidente del Banco Nacional y ministro de Industria del naciente gobierno revolucionario de la isla.
Entre 1965 y 1967 el guerrillero argentino-cubano combatió en el Congo y Bolivia, país en este último donde fue capturado y asesinado por el Ejército, bajo las órdenes de la Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos.
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