Aún existen en el municipio pinareño de Mantua altos índices de infestación aún, pero demuestra que cuando se establecen relaciones de cooperación las causas triunfan. Y aunque aún no hay motivos para el exceso de júbilo, el territorio transita esta semana por discretos avances en la disminución de los índices de infestación.
Lo anterior se conoció hoy en encuentro con directivos de Salud Pública. La alta positividad prevalece -afirma la doctora Yamila Prieto, directora del sector- pero la semana estadística 39 ofrece 398 casos menos que la anterior. Disminuye también la cantidad de pacientes con sintomatologías subjetivas a la COVID-19.
«Durante el mes anterior en Mantua -continúa la doctora- se realizaban diariamente más de 300 test de antígeno, hoy se realiza la mitad, y aunque es bastante, las cifras hablan por sí solas».
Entre las estrategias de las últimas semanas estuvo el vuelco de conceptos que ubicaban el epicentro de la atención médica solo en la villa cabecera. Existen en estos momentos cuatro consultas de respiratoria ubicadas en los Consejos Populares de Mantua, Dimas y Arroyos. Esto permite desconcentrar a la población, hacer uso eficiente del transporte para los casos que verdaderamente lo requieran y tomar decisiones locales que pueden solucionar problemas en cada demarcación.
La preparación que hacen los médicos y enfermeras del paciente, en el mismo barrio, para su paso por el hospital de campaña, permite en este momento la intervención con mejores perspectivas para la sanación. En estas instalaciones la atención profesional y los medicamentos están garantizados en sus aspectos más esenciales.
«Tenemos seis hospitales de campaña en Mantua -agrega la doctora Yamila Prieto- con 289 capacidades que generalmente se llenan. Ayer, por ejemplo, 204 camas, lo que quiere decir que las personas asisten y confían en que podemos resolverles sus problemas».
La edad pediátrica, con sus requerimientos especiales ante la enfermedad, tuvo respuesta en el territorio con la adaptación de instalaciones para los infantes contagiados.
Los niños se atienden en dos instalaciones bien acondicionadas– expresó la directora de Salud Pública- y tienen atención esmerada. Es difícil verlos contagiados, pero hasta el momento hemos resuelto las situaciones y en lo adelante lo haremos mejor.
Así lo afirma Christian, un pequeño hospitalizado en el Círculo Infantil «Valientes Mambises». «Me siento mal todavía, pero me tratan bien y tengo medicina». También lo afirma Deniel, de cinco años. «No me han pinchado duro- dice- y ya me voy pronto porque no soy positivo».
Entre las consideraciones finales hechas por la directora de Salud Pública en Mantua estuvo la atención especial a la dieta de los pacientes y personas que convalecen en casa.
«Es importante destacar -concluyó la facultativa- que el consumo de frutas, viandas frescas, legumbres e hidratos siempre ayudará en la enfermedad y en la recuperación, no así la ingesta desmedida de sal, picante y azúcares, estos últimos perjudiciales en toda etapa de la vida, pero especialmente en este escenario de salud del que hablamos».
Dista mucho de concluir la oleada de COVID-19 en el territorio, y los problemas son enormes, pero el cambio radical de perspectiva ha hecho posible enfrentarla con, al menos, un mínimo de éxito, y mejores pronósticos.