Una nueva molécula denominada NeuroEPO, fue propuesta por el Centro de Inmunología Molecular (CIM) para su registro oficial en el Centro para el Control Estatal de Medicamentos, Equipos y Dispositivos Médicos (Cecmed) con el objetivo de tratar enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer, que en 2016 afectaba al 1,2 % de la población cubana, con prevalencia en los mayores de 65 años.
Según la doctora en Ciencias Teresita Rodríguez, gerente del proyecto en entrevista a Cubadebate, se trata de una eritropoyetina con bajo contenido de ácido siálico, que no produce graves efectos adversos a largo plazo, y que tiene propiedades neuroprotectoras.
«Después de largos años de estudios no clínicos, farmacéuticos, toxicológicos y de eficacia en animales y enfermedades, se demostró la seguridad de la molécula y desde 2017 y hasta finales de 2020 se llevó a cabo el ensayo clínico que evidenció una detención de la progresión de la enfermedad y mejoras en aspectos relacionados con la esfera cognitiva», refirió Rodríguez.
La doctora Tania Crombet Ramos, directora de investigaciones clínicas del Centro de Inmunología, significó los datos favorables del ensayo fase III, controlado con placebo. «Se trata de una formulación intranasal, una forma de uso muy cómoda para el paciente y el cuidador. Tenemos evidencias de mejoría del Alzheimer ligero y moderado», comentó.
Desde mayo de este año el Cecmed evalúa los resultados de la NeuroEPO que de ser registrada pasaría a la fase de comercialización como medicamento entre los años 2022 y 2023, de acuerdo con fuentes del CIM, concretándose así un esfuerzo sustancial como parte del Plan Nacional para las Demencias, aprobado por Ministerio de Salud Pública en nuestro país, indica Cubadebate.
En el mundo existen cerca de 300 ensayos clínicos en progresión respecto al Alzheimer, pues retrasar la enfermedad disminuiría significativamente el número de personas que lo padecen, así como los costos económicos y sociales asociados a esta.
El 75 % de las personas que viven con demencia en todo el mundo están sin diagnosticar, lo cual equivale a 41 millones de individuos.
Algunos de los síntomas más comunes son la pérdida gradual de la memoria, afectación de la capacidad para ejecutar tareas cotidianas, desorientación y empobrecimiento del lenguaje. También pueden ocurrir manifestaciones como agresividad física y verbal, alucinaciones e ideas de daño. La mayoría pasan inadvertidos por eso detectarlos y tratarlos a tiempo resulta vital.