¿Hasta cuándo la vida va a ser así, en encierro? Esta es una de las preguntas más frecuentes durante esta etapa de enfrentamiento a la COVID-19 en la que se recomienda permanecer en casa y evitar el contacto con otras personas.
Estrés, tensiones, agotamiento, preocupaciones invaden la mente. Al respecto, el Dr. Gerardo Col Sánchez, de la sección de Promoción de Salud del Ministerio de Salud Pública (Minsap) respondió varias interrogantes en una de las habituales conferencias de prensa diarias.
El especialista apuntó que la fatiga pandémica no es una enfermedad, sino un estado sicológico caracterizado fundamentalmente por la apatía y la falta de motivación, provocada por la prolongación de la pandemia y las restricciones que esta ha traído consigo, por lo cual las personas se han visto obligadas a reacomodar sus vidas, acorde a la nueva normalidad. Todo ello va incidiendo de manera negativa en el ánimo.
«Pero es algo normal. Hay que estar preparados para mitigarlo», dijo.
Ese estado de desmotivación puede llegar a producir una disminución de las defensas del organismo, tanto desde el punto de vista biológico como síquico. Ello conlleva la pérdida de la autoestima, lo cual provoca que se descuiden las medidas de prevención, añadió.
En cuanto al surgimiento del término explicó que es un concepto muy reciente, acuñado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en este propio año, justamente con la intención de que las personas conozcan la existencia del fenómeno y se prepararen para enfrentarlo.
«Sin saturarse de información, es importante que cada cual se documente al respecto», insistió.
¿Cómo identificar la fatiga pandémica?
Como parte de ese estado sicológico, las emociones dejan de ser normales y alteran el funcionamiento cotidiano de las personas. Los síntomas que nos advierten tempranamente que debemos acudir al médico y tomar todas las acciones necesarias para enfrentarlo son: el cansancio, apatía, desmotivación, aclaró Col Sánchez.
En ese sentido, se refirió además a la desesperanza, la ansiedad, el aislamiento, los sentimientos de soledad, la irritabilidad, la tristeza y la angustia como señales a las que se les debe prestar mayor atención.
«Al detectar ese grupo de síntomas –recomendó- se debe acudir inmediatamente a los servicios de Salud», a la par que alertó que los niños y jóvenes también pueden verse afectados por el agotamiento pandémico.
Por otra parte, aconsejó que «no se puede perder la esperanza, sino mantener la valentía de enfrentar ese estado, porque siempre, por medio de nuestras acciones, podemos evitarlo o controlarlo».
¿Cómo combatirla?
Durante la conferencia, en la voz del Dr. Jorge Grau Ábalo, trascendió que la fatiga pandémica no afecta a todos por igual, por tanto, las formas de manejo y control de la repercusión varían en cada persona. Se han descrito algunas pautas y recomendaciones, entre ellas destacó: cuidar el organismo, es decir, mantener las rutinas de sueño, hacer ejercicios, tomar un poco de sol en las mañanas, respetar los horarios de la alimentación, tener una dieta saludable.
«También es importante el uso de todas las medidas que ayuden a controlar el estrés: entrenamientos en relajación, practicar yoga, emplear la música como agente terapéutico, ya sea escuchándola o bailándola, aceptar los sentimientos propios y mantener un diálogo interno consigo mismo. A veces vemos el confinamiento como un cautiverio, como un encierro en casa, y no, es una oportunidad para evitar el contagio. Tenemos que hacer una reestructuración de nuestro pensamiento».
Asimismo, recomendó conectarse con otras personas, mantener la comunicación respetando las medidas restrictivas. Aconsejó no automedicarse, pues los ansiolíticos y antidepresivos, cuando están correctamente indicados, pueden aliviar las emociones asociadas a la fatiga pandémica, pero de otra forma no ayudan a hacer desparecer los efectos del coronavirus.
Finalmente, Grau Ábalo reflexionó acerca de cómo la fatiga pandémica afecta las relaciones sociales: «La COVID-19 es una enfermedad totalmente nueva, no todo lo tenemos bajo control, por lo cual no se puede ser tan exigente con nosotros mismos y con los demás. En ese sentido, debemos tener en cuenta que el personal de la Salud está salvando vidas, pero también tiene familia, amigos y problemas que resolver. Solo así se podemos manejar el agotamiento pandémico».