El aislamiento social, el estrés y el agobio provocados por la propagación de la pandemia han arrastrado a varias personas hacia las adicciones. De este fenómeno no ha quedado exenta Cuba.
Sobre el tema comentó el doctor Justo Reinaldo Fabelo Roche, jefe del Departamento de Investigación de Adicciones de la Universidad de Ciencias Médicas de La Habana, durante la conferencia diaria del Ministerio de Salud Pública.
A través de ese espacio, señaló que de los 18 meses que lleva el país bajo el azote de la COVID-19, durante el primer semestre hubo una disminución relativa al consumo de sustancias sicoactivas y de otras prácticas adictivas. Sin embargo, a partir de septiembre de 2020 comenzó una tendencia al incremento, que se ha mantenido hasta la fecha.
Esa conducta se debe, explicó, a fluctuaciones en la percepción de riesgo.
«Es decir, paradójicamente, al principio se tenía una percepción de riesgo más consolidada, que se ha debilitado, sobre todo en el sector poblacional que usa indebidamente las drogas, además de que varias personas se han iniciado en su uso habitual y compulsivo», dijo.
En cuanto al tipo de drogas que se consumen en Cuba, el especialista mencionó las legales: alcohol, tabaco y café, «que son un problema nacional producto de la tendencia a aceptarla desde lo comunitario y lo social».
También se refirió a las drogas que son conocidas como «químicos», o sea, drogas de síntesis, que se producen en laboratorios y que llegan a todos los países. «Esas tienen un gran poder adictivo y sicológico», remarcó.
En este mismo grupo incluyó el Cannabis sativa (marihuana) y algunos medicamentes anticonvulsivos y opioides como la carbamazepina y el tramadol, que suelen usar mezcladas con alcohol o bebidas energizantes.
Por otra parte, Fabelo Roche manifestó que precisamente debido a la situación epidemiológica actual, ha sido necesario cerrar o disminuir al mínimo los servicios de sicoterapias de grupos, comunidades terapéuticas y grupos de autoayuda, por su alto riesgo de provocar contagios masivos.
No obstante, los departamentos comunitarios de salud mental que existen en cada municipio y las consultas especializadas, continúan recibiendo casos puntuales y explotando las posibilidades que ofrece la telemedicina para abordar la problemática desde la distancia.
Reconoció, además, que este era un fenómeno que se esperaba aparejado a la pandemia, ya que, en situaciones críticas, emergentes y complejas, suele ocurrir que los niveles de estrés y tensión conllevan a que las personas traten de evadir esa realidad a través de varios recursos, entre ellos, el consumo de drogas, algo que enajena y que constituye una fuente de riesgo muy alta respecto a la COVID-19.
Si bien es cierto que mientras una persona se encuentra en estado de embriaguez o intoxicado, se olvida de la pandemia, las drogas no son un recurso efectivo, pues provocan el uso incorrecto de la mascarilla, el contacto directo con otras personas, que se descuiden las medidas higiénico-sanitarias de modo general, además de acarrear adicciones y problemas a nivel familiar y social.
ADICCIONES CONDUCTUALES
En un contexto en el que se ha llamado a guardar la distancia, al teletrabajo y a la educación a través de medios de comunicación, las tecnoadicciones también han mostrado un ascenso. Este fenómeno es predominante en adolescentes y jóvenes, no obstante, el acercamiento compulsivo a las tecnologías es apreciable en todas las edades.
En su sitio web, el Minsap advirtió a inicios de año que la mayor incidencia en adicciones sin compuestos químicos de por medio está dada por la práctica del juego ilícito, la dependencia tecnológica a videojuegos, internet, teléfonos móviles, juegos online y redes sociales, y las somáticas, relacionadas con la realización de ejercicios físicos, sexo compulsivo y trastornos alimentarios.
En tal sentido, Fabelo Roche advirtió ahora también del surgimiento de la infodemia, asociada al coronavirus, como una tendencia a la existencia y búsqueda excesiva de la información.
El especialista recomendó mantener un estilo de vida saludable, rescatar la práctica de actividades gratificantes, aunque no puedan desarrollarse tal y como sucedía previo a la aparición del coronavirus.
Aconsejó evitar el consumo de drogas en casa, aun cuando las llamadas «blandas» formen parte de la cotidianidad del cubano.
Fabelo Roche reiteró que se deben identificar los estados emocionales que pueden generar estrés o agobio para enfrentarlos con pensamientos positivos a través de técnicas de relajación. Y, sobre todo, recomendó mantener la autoprotección, el sentido de bienestar y buscar ayuda profesional.