―¿Ya tienes el bosquejo?
―¿No cree que sea demasiado promulgar un nuevo decreto? Todo el mundo está que trina con el 35, y si no han salido a protestar por el otro es porque se desconoce aún dónde rayos es la sede del Instituto de Información y Comunicación Social ese.
―Aunque todavía no tenga número, el próximo devendrá tremendo número. Uno de sus efectos será precisamente que aquellos dos mutarán hacia el ostracismo ante la fuerza con que aparecerá este otro.
―Nadie se huele que a menos de dos meses de abrirse La Trocha a pesar de los trompetas, nos aparezcamos con la carta de que se aprueba el multipartidismo.
―Acuérdate de explicitar en los «por cuanto» que de pronto nos dimos cuenta de que si abogamos por una sociedad cada vez más plural no podemos proseguir con un partido tan singular.
―Ya está puesto. Cambié «proseguir» por «continuar». Al presidente le priva ese verbo.
―Admiro tu fidelidad. En el contexto actual puede traducirse como «canelidad».
―Gracias, jefe.
―Estuve pensando que sería muy maduro y autocrítico de nuestra parte acotar que en la Isla, hasta el presente, no existe ni un solo partido, pues su única presencia anula la carga etimológica del término. Para tomar partido son necesarias no menos de dos opciones.
―Será tomado en cuenta. ¿Podemos ahora analizar cuáles son los cuatro partidos que se proponen en lo adelante para la sociedad cubana?
―Podemos.
―Podemos ya existe en España.
―…
―Fue un chiste. No me mire así.
―No está mal… Prescinde de semejante pujo cuando nos reunamos en la cúpula, las cosas con la península no andan bien… Adelante con las propuestas.
―El Partido Comunista de Cuba, tal y como está, se queda. Claro que habría que modificar la Constitución.
―Lo haremos. Eso de que el PCC es la fuerza superior de la sociedad se ve grotesco ante la presencia de más candidaturas. Fue una fuerza superior que metimos. Eran otros tiempos. Con la enfermedad las multitudes preferían quedarse en casa… no se tiraban a la calle.
―En los estatutos hay que adicionar la imposibilidad de trasladarse a otra agrupación política. La gente se embulla con lo nuevo, son muchos años en lo mismo… me refiero a la afiliación.
―Me tienes nervioso. ¡Acaba ya de nombrar al primero de los tres partidos que se crea!
―El PMCC: Partido Más Comunista de Cuba. En él tendrán cuórum los militantes que echan palante ante cualquier problema y echan palante a los problemáticos, los incapaces de incomodar al primer ministro y mucho menos al presidente, los que citan sus intervenciones y las aplauden de corazón.
―La cantera no puede ser la Unión de Jóvenes Comunistas. Los bizoños deben foguearse en el PCC. Queda claro que el PMCC es un escalón superior de la condición humana.
―Quizás sea mejor dejar de cantera al segundo partido que surge, el PMCC: Partido Menos Comunista de Cuba. A su alrededor se nuclearán los que abrigan dudas y levantan la mano en las asambleas sin haberlo planteado de antemano en el núcleo, los que critican la zafra azucarera sin tumbar una caña, los que tachan de improcedentes los protocolos contra la covid sin pisar la zona roja…
―¡Y los que como tú no se dan cuenta de que las siglas de ambos partidos son idénticas!
―Con toda intención, jefe. El enemigo no sabrá nunca cuál de los dos es el que mete la pata. Y como siempre existe la probabilidad de que algo salga bien, podremos achacárselo al PMCC… perdón, al Partido Más Comunista de Cuba.
―Lo que no cuadra es que seguimos sin dar cabida a la oposición.
―Ahí hace su entrada el cuarto partido. En su alocución del 11 de julio el propio primer secretario aclaró que muchos revolucionarios salieron a la calle guiados por preocupaciones legítimas, y algunos otros se dejaron confundir.
―¡La fundación de esa cuarta agrupación ciudadana será tan contundentemente democrática que solo quedarán al margen los anexionistas, mercenarios y ciberterroristas que se resisten a aceptar que vivimos en una sociedad inclusiva y diversa!
―Y para ello se crea entonces el PMMCC: ¡Partido Más o Menos Comunista de Cuba!