¿Qué fuerza oculta puede existir tras el empuje de un hombre y la extraña manera en que sobrevive al tiempo? ¿Hasta dónde un sueño puede también hacer una nación, vencer obstáculos indecibles y forjar, más allá de la vida?
Crear, soñar, fundar, hacer… eso y más hizo Fidel para Cuba, y de muchas maneras también para el mundo. Por eso cada 13 de agosto vuelve a nacernos, una y otra vez… y anda.
Y andan junto a él nuestros médicos y científicos, a quienes alentó y aupó siempre. Andan nuestros universitarios, nuestros obreros, maestros, campesinos, deportistas… anda Cuba, que es, de diversas maneras, el andar de muchos.
Cómo hablar de tamaño gigante cuando antes ya otros han dicho tanto. Cómo decir cuando su obra es tan inmensa que no alcanzarían las palabras para contarla, mucho menos para definirla…
Noventa y cinco años cumpliría este 13 de agosto Fidel, y en muchos espacios de nuestra Cuba profunda sobreviven su carcajada estremecedora ante la ocurrencia de un niño; sus lecciones ante errores e incoherencias; sus luces de hombre que podía “viajar al futuro, para luego regresar a contarlo”.
Noventa y cinco años después a Cuba le sigue naciendo ese Fidel que conocía la prudencia de “abanderar, no cuando la obra comienza, sino prácticamente cuando la obra ha sido realizada”.
Ese Fidel, nuestro Fidel, sigue naciendo en muchos rostros e ideas.
Ese Fidel, nuestro Fidel, sigue fundando y amando cuando nuestros científicos dan vida a un nuevo éxito de soberanía; cuando nuestros deportistas suben a lo más alto del podio mundial; cuando un pionero muestra a sus padres con orgullo el diploma de “Ya sé leer”; cuando un médico desafía al tiempo y desde cualquier lugar del planeta defiende la vida; cuando nuestros jóvenes van allí a donde se saben más útiles; cuando nuestros barrios se llenan de brazos que fundan y construyen…
Porque ese es el camino que cimentó Fidel para esta Cuba de hoy desde que era apenas un joven imberbe. Un hombre puede cambiar, dijo alguna vez el Comandante en Jefe de la Revolución cubana, lo que “no debe cambiar es un pueblo, y cuando cambia, es para ser sencillamente cada vez mejor”.
Y en ese camino también anda nuestro pueblo: en el de ser cada día mejor desde el hacer común que nos define, a pesar de las complejidades del actual escenario.
Por eso “me quedo” con el Fidel que nace, que nace siempre en el empeño de la dirección del país por superar obstáculos; que nace siempre en el esfuerzo, la solidaridad, el coraje, la tenacidad, la esperanza… que nace siempre en el orgullo de un pueblo que multiplica su legado y en cada jornada también continúa naciendo.
