En Tokio cerró el telón de los Juegos Olímpicos este 8 de agosto, después de 17 jornadas en las que atletas de 204 países se reunieron en la cita bajo los cinco aros para buscar la gloria olímpica.
En esta edición, Estados Unidos concluyó en la cima del medallero (39 de oro, 41 de plata y 33 de bronce) que, por cierto, estuvo muy disputada con China (38, 32 y 18) hasta el último día. Japón (27, 14 y 17), Gran Bretaña (22, 21 y 22) y la delegación del Comité Olímpico Ruso (20, 28 y 23) fueron quienes completaron los primeros cinco puestos del medallero.
Cuba, rompiendo la mayoría de los pronósticos, se ubicó en el lugar 14 con un total de 15 preseas: siete de oro, tres de plata y cinco de bronce.
LOS DATOS DE CUBA EN TOKIO
Cuba llegó a los Juegos Olímpicos de Tokio con una delegación de 69 atletas, su tercera delegación más pequeña desde 1960, para participar en 64 pruebas de las 339 convocadas en esta edición.
Como se mencionó anteriormente, alcanzó 15 preseas: siete de oro, tres de plata y cinco de bronce, lo que representa el 23.4 por ciento del total de medallas en disputa. Además, en 21 pruebas (34.3 por ciento) se ubicaron en los puestos del cuatro al 10. Por tanto, en el 56.25% de las pruebas en las intervinieron los atletas cubanos, se posicionaron entre los diez primeros. Así, la delegación fue muy eficaz en cuanto a participación y resultados obtenidos.
Del total de medallas, solo dos fueron para las féminas (Idalys Ortiz y Yaimé Pérez), un número realmente muy bajo si se tiene en cuenta que participaron 33 mujeres en 32 pruebas. Una cuestión esta que, por cierto, corresponde en la no intervención femenina en los deportes en los que se alcanzó buena parte de la cosecha de preseas: boxeo (solo practicado por hombres en Cuba) y lucha grecorromana. Precisamente, aquí radica una de las mayores alertas que presentan las cifras.
Si bien es admirable las medallas alcanzadas por Cuba en los Juegos Olímpicos de Tokio, es preciso mencionar que once de las preseas se concentran solo en tres deportes: boxeo (5), lucha (3) y atletismo (3), aunque los resultados alcanzados en este último son bajos teniendo en cuenta la cantidad de representantes (18) y las modalidades en las que se presentaron (11). El resto de las medallas se dividieron en el judo (1), piragüismo (1) y taekwondo (1) y tiro (1).
Una mirada crítica a la participación en los distintos deportes y los resultados obtenidos podría verse reflejado en una mayor diversidad en el medallero con vistas a la cita olímpica de París, 2024.
UN RESUMEN DEL MEDALLERO DE CUBA EN TOKIO
Para Cuba la primera presea demoró en caer. Hubo que esperar a la quinta jornada de los Juegos Olímpicos para que el taekwondoka Rafael Alba inaugurara el medallero con una de bronce. La mayoría de los pronósticos le colgaban a Alba la medalla de oro. Sin embargo, el doble campeón mundial perdió en su debut y tuvo que pelear por la bronceada.
Tres días después Idalys Ortiz hizo historia. La judoca cubana dejó por el camino a varias rivales importantes, entre ellas, a la francesa y campeona europea Romane Dicko, para llegar a la final frente a la japonesa Akira Sone. En este combate Idalys cedió frente a la local y el oro se le hizo esquivo. No obstante, alcanzó su cuarta presea consecutiva en Juegos Olímpicos (una de oro, dos de plata y una de bronce), igualando el récord de total de medallas de su compatriota, la también judoca Driulis González (una de oro, una de plata y una de bronce). Leyenda.
En la noche del 1 de agosto se sumaron otras dos medallas para la delegación cubana gracias al salto largo en una competición rompecorazones. Juan Miguel Echevarría alcanzó los 8.41 metros en su tercer intento, un salto que lo ubicó desde entonces en el primer lugar de la competencia. La cuarta ronda Echevarría la terminó lesionado y entre sus planes estaba no volver a saltar más en la noche. Sin embargo, en la última ronda, el griego Miltiadis Tentoglou alcanzó también los 8.41 metros y obligó a Echeverría a ejecutar el sexto intento que, al final, resultó foul. Así, por tener el segundo mejor salto de la jornada (8.15 metros) el griego Tentoglou se proclamó campeón de la competencia y Echevarría consiguió la medalla de plata.
Mientras tanto, Maykel Massó se ubicó entre los tres mejores del salto largo desde su primer intento (8.21 metros). Después de la segunda ronda, Massó se lesionó y no pudo ejecutar ningún otro salto. Aún así, los 8.21 metros le fueron suficiente para alcanzar la presea de bronce.
Muy poco tiempo después, en la madrugada del 2 de agosto, llegó otra medalla de plata, esta vez, gracias al buen ojo y la puntería de Leuris Pupo. El tirador holguinero ya había hecho historia en Cuba, al participar en sus sextos Juegos Olímpicos de forma consecutiva, pero a Pupo eso no le bastó. Se incluyó en la final del tiro rápido a 25 metros y ahí, hizo lo que mejor sabe: apuntar y disparar en la diana. Con un total de 29 puntos, conquistó la medalla de plata, su segunda presea desde Londres 2012 cuando fue campeón olímpico.
Y la madrugada del 2 de agosto siguió dando alegrías. Luis Alberto Orta, luchador grecorromano, aportó la primera de oro para la delegación cubana. Quien lo vio competir estará de acuerdo en que fue todo un espectáculo, un deportista con actitud y calidad. Orta no creyó en el palmarés de ninguno de sus rivales y, poco a poco, fue avanzando hasta la final donde derrotó 5-1 al doble campeón mundial Kenichiro Fumita. Así, se escucharon por primera vez las notas del Himno Nacional en Tokio.
Minutos después, las puertas del Olimpo se abrieron para recibir a un gigante cubano. Mijaín López lo volvió a hacer: el luchador grecorromano conquistó su cuarta medalla de oro consecutiva en Juegos Olímpicos. En la semifinal se enfrentó a su mayor rival, el turco Riza Kayaalp. Sin embargo, Mijaín dio un golpe de autoridad y lo derrotó 2-0. En la final se vio la cara con Iakobi Kajaia, de Georgia, a quien venció 5-0 con relativa facilidad. Así, el abanderado cubano, terminó su recorrido en Tokio sin ceder un solo punto y, además, mantuvo su invicto desde 2008. Con este resultado, Mijaín López se convirtió en el único luchador grecorromano en conquistar cuatro preseas doradas y en el máximo ganador de oros individuales del deporte cubano. Un hombre mítico.
Esa misma mañana, Yaimé Pérez disputó la final del lanzamiento del disco en un día lluvioso en Tokio que obligó a interrumpir la competencia. Con su primer intento 65.72 metros, Yaimé se ubicó en la tercera posición, detrás de la estadounidense Valarie Allman (68.98) y la alemana Kristin Pudenz (66.86).
Mientras tanto, en la noche, del día 2, los canoístas Serguey Torres y Fernando Dayán Jorge lograron otra hazaña para el deporte cubano en Tokio. La competencia fue dura y emocionante a partes iguales, sobre todo en los últimos minutos, cuando la canoa china y la antillana alternaban en el primer puesto. Todo se decidió en los últimos segundos, en un final de infarto (con narración estelar incluida): los cubanos entraron primero y alcanzaron la presea dorada en la canoa doble a 1000 metros. Un excelente resultado para el piragüismo nacional que dejó en Tokio un muy buen sabor de boca.
El 3 de agosto, Roniel Iglesias abrió el medallero del buque insignia con una de oro, en un combate que ganó de manera unánime, para convertirse así en doble campeón olímpico (oro en Londres, 2012). En horas más tempranas, de ese mismo día, Lázaro Álvarez perdió su pelea y quedó con la medalla de bronce, la tercera de su carrera en Juegos Olímpicos.
Para el 4 de agosto, el boxeo siguió sumando. Esta vez fueron los guantes de Arlen López los que dieron el triunfo y la medalla de oro en una muy buena pelea frente al británico Bejnamin Whittaker. Arlen alcanzó su segundo título olímpico consecutivo y, además, dio la quinta medalla de oro para la delegación cubana la cita bajo los cinco aros.
Julio César “La Sombra” la Cruz también tocó la gloria en la división de pesos pesados. Su combate decisivo fue frente al boxeador del Comité Olímpico Ruso, Muslim Gadzhimagomedov a quien venció por decisión unánime de los jueces. Así, La Sombra se convirtió en doble campeón olímpico.
Un día antes de cerrar las cortinas de Tokio, Reineris Salas “El Gimnasta”, logró medalla de bronce en la lucha libre, una presea que se le había hecho esquiva durante su carrera, en la que ya suma tres medallas en Campeonatos Mundiales.
De esta manera, todo quedó listo para que Cuba terminara su actuación en los Juegos Olímpicos de Tokio con broche de oro, literalmente. El encargado fue el boxeador Andy Cruz, que tuvo que pelear duro frente al estadounidense Keyshawn Davis. El primer asalto los jueces se lo dieron al cubano y el segundo a Davis. Así, los golpes decisivos se dieron en el último asalto. La decisión, aunque dividida, fue favorable a Andy Cruz quien celebró su primera medalla olímpica con baile incluido. Sonó, al cierre de Tokio, las notas del Himno Nacional.
Otros atletas no consiguieron medallas, pero dieron muchas alegrías. Tal es el caso de Ludia Montero, que terminó sexta en el levantamiento de pesas en la división de 49 Kg. Con este resultado se convirtió en la mujer cubana con mejor lugar en la historia de este deporte en los Juegos Olímpicos. Los canoístas cubanos José Ramón Pelier, Katherin Nuevo y Yarisleidis Cirilo también tuvieron muy buenas actuaciones que, sobre todo, situaron la mira en París, 2024.