Las olimpiadas de Tokyo 2020 serán famosas por muchísimas razones que hoy parecen obvias, pero con los años la gente irá olvidándolas para quedarse solo con lo más anecdótico y ocurrente de la cita veraniega.
En materia de sexo (que también se compite en ese campo, pero sin medallas), lo más significativo tal vez sean las famosas cajas de cartón reciclable que los nipones usaron para fabricar las 18 mil camas de la villa olímpica, con el propósito de convertirlas luego en papel.
Yo le encuentro toda la lógica del mundo: bien se sabe que ese mueble no encaja en la cultura doméstica de las islas del Sol Naciente. ¿Acaso los huéspedes preferían encontrarse con lujosos tatamis rente al piso? Pero ¿quién quita que luego no se quejarían de un mal desempeño por dormir mal acomodados?
Ah, pero la queja por las camas biosustentables no tiene que ver con el descanso, sino con la diversión. Las redes están llenas de especulaciones sobre la intención nipona de impedir relajitos íntimos, no por cuidar la virtud de nadie, sino para mantener el distanciamiento corporal.
Sin embargo obsequiaron condones, como ya es tradición en estos eventos desde 1998. El director de la villa confirmó que lo harían, sin precisar cifras, pero con la esperanza de que cada participante guarde los suyos para hacer campaña de concientización contra las ITS en sus respectivos países.
Esa noticia debe tener a alguno de ustedes flipando, porque se sabe que en los últimos meses en Cuba ha sido más difícil empatarse con una caja de esos esos aritos que clasificar para una foto con los drones de Tokyo.
La buena noticia es que en tres años será la próxima olimpiada. Si entrenan duro desde ahora, va y logran un pasaje a París para acaparar decenas de esos valiosos protectores de la salud sexual, económica y mental, antes de que a alguien se le ocurra volver a la versión faraónica de usar tripas de cocodrilo.
En Río de Janeiro se regalaron 450 mil condones en 2016. ¿Se imaginan cuántos necesitarán los próximos Juegos si logramos librarnos de la pandemia antes de esa fecha? Si se hacen con público y duplican los equipos de apoyo, creo que van a tener mucho más del espíritu orgiástico de la Atenas fundacional, cuando a ningún entrenador se le ocurría pedir abstinencia por la suposición de que la energía derramada en la noche podía ir en contra del rendimiento en la arena deportiva, tema polémico per se, así que si quieren podemos discutirlo.
Volviendo a las camas, les cuento que la idea del cartón es pre-Covid-19, pues en estas competencias Japón quiere implantar record de medidas ecológicas, y al parecer el sexo entre desconocidos no les parecía muy amigable con la Naturaleza (o al menos con su idiosincrasia).
Hoy debe haber algunos atletas durmiendo en el piso… De seguro alguno del equipo de béisbol de Israel, quienes fueron subiendo a una cama cartonesa para completar la novena habitual y terminaron rompiendo el curioso mueble, a pesar de sus estudiados refuerzos.
Nos consta que los israelíes son malos en Geografía e Historia y les encanta dar cañonas, pero no pensé que además estuvieran tan perdidos en Física, porque las autoridades japonesas dejaron bien claro que la cama aguantaba hasta 200 kilogramos de una persona acostada. ¿Cuál era el punto de probar con tantos hombres de pie, multiplicando absurdamente volumen y fuerza por centímetro de superficie? Por ahí anda el vídeo…
Ah, pero quienes las usaron para fines románticos, seguro comprobaron la utilidad de una camita estrecha y a la altura ideal, bien acodada en un rincón del cuarto… y no necesito ir a Tokyo para dar fe de eso porque la mía tiene esas características. Excepto que es de caoba, así que promete ser eterna, como los dioses que inventaron esas contiendas deportivo-sexosas.
Por cierto, ¿ya pensaron de qué harían las camas en México si les toca organizar una Olimpiada y les da por diseñar un entorno muy tradicional, en honor a sus canciones más conocidas?