La judoca santiaguera Kaliema Antomarchi fue Cuba ayer en los tatamis del Nippon Budokan. La representante de la división de 78 kilogramos tuvo un tránsito repleto de dificultades.
Tras vencer a la croata Karla Prodan, en regla de oro, el camino no asomaba un panorama feliz. En su misma llave midió fuerzas judomi por medio con una de las mejores atletas de esa división en la actualidad, la francesa Madeleine Malonga, líder del ranking mundial, luego en la discusión de medallas, asomaba su presencia la alemana, campeona del orbe, Anna-María Wagner.
Parecía que su destino estaba signado por las dificultades. Ante tantos percances, siempre enseñó su mejor versión; incluso extendiendo el combate con la gala hasta el Golden Score. Fue precisamente Malonga quién la arrastró hasta la discusión del metal bronceado.
Ya en la repesca, su superioridad frente a la neerlandesa Guusje Steenhuis se hizo notar, y a base de ippon, en otra regla de oro, logró el éxito.
En la discusión del bronce Kaliema siguió en busca de seguir derrumbando gigantes. Intentó de todo con varias técnicas, llevó la iniciativa más de una vez. Pero Anna-María Wagner, que ya sabe lo que es coronarse a nivel mundial, le puso fin al sueño de la judoca indómita, que dice adiós en sus primeros juegos olímpicos.
Por mucho este resultado es el mejor hasta el momento en el deporte de los tatamis y chamarras, no solo por el quinto puesto alcanzado. La combatividad, entrega, amor por Cuba y arrojo dejaron a los seguidores que esta madrugada del 29 de julio en la isla saltaron con cada acción de Antomarchi, muy satisfechos.
A Kaliema como al resto de sus compañeros, solo les resta esperar que este viernes, aparezca la extra clase Idalis Ortiz, una de las esperanzas más claras de la delegación antillana en Tokio.
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