¿Cómo ayudar a los adolescentes y niños a mantener su salud emocional durante el confinamiento? (+ Video)
La pandemia ha venido a trastocar la vida de todos. A más de un año de su inicio, urge buscar soluciones inteligentes. Como familia, tenemos la responsabilidad y el reto de salvaguardar emocionalmente a los niños y adolescentes, quienes suelen ser vulnerables a las situaciones de gran estrés.
Sobre los efectos sicológicos de la COVID-19 en edades pediátricas hablamos con el doctor Isaac Iran Cabrera Ruiz, profesor titular del Departamento de Sicología de la Universidad Central «Marta Abreu» de Las Villas, quien, junto al doctor en Ciencias Miguel Ángel Toledo Méndez, profesor titular del Departamento de Sicología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Ciencias Médicas de Villa Clara, y a la especialista de primer grado en Siquiatría Infantil y jefa del Grupo Provincial de Siquiatría Infantil, Addys Pérez Fernández, publicó el libro Afrontamiento psicológico de niños y adolescentes convalecientes de la COVID-19.
El texto, fruto de un estudio que se centró en el primer rebrote en la provincia, arrojó que vivir la experiencia de la enfermedad puede generar síntomas de malestar sicológico como ansiedad, miedo, tristeza, irritabilidad, hipercinesia, agresividad, exceso de apego al cuidador principal, trastornos del sueño como el insomnio y las pesadillas, así como uso excesivo de las nuevas tecnologías.
Las especificidades de las manifestaciones emocionales varían en dependencia de la edad. Por ejemplo, «en la etapa preescolar las reacciones más esperadas son el miedo a estar solo, a la oscuridad, o a las pesadillas, las conductas regresivas, los cambios en el apetito y un aumento de rabietas, quejas o conductas de apego al adulto o cuidador.
«Los niños de seis a 12 años pueden mostrarse preocupados por la situación, su propia seguridad y la de sus cuidadores, además de por el futuro. Puede aparecer irritabilidad, pesadillas, trastornos del sueño o del apetito, síntomas físicos como dolores de cabeza o dolor abdominal, problemas de conducta o apego excesivo, así como pérdida de interés por sus compañeros, y competitividad por la atención de los padres en casa.
«En adolescentes de 13 a 18 años podemos encontrar síntomas físicos, trastornos del sueño o de apetito, aislamiento de compañeros y seres queridos; también se evidencia un aumento o disminución de su energía, apatía y desatención a los comportamientos de promoción de la salud», explicó el especialista.
Resulta importante recalcar que estas manifestaciones emocionales no son exclusivas de los convalecientes de la COVID-19, sino que pueden aparecer ante situaciones de estrés mantenido, desastres, emergencias humanitarias o acontecimientos traumáticos.
Por otro lado, los niños que no han padecido la enfermedad también pueden experimentar malestares sicológicos debido al confinamiento prolongado.
Proteger a nuestros niños y adolescentes, blindarles la inocencia y la felicidad, resulta tan importante como embadurnarlos de solución antiséptica. En ese empeño, la familia tiene que jugar su rol.
Se aconseja ayudar a los más pequeños a expresar de manera positiva sus dudas y sentimientos.
«Preguntarles lo que saben y las dudas que tienen sobre la pandemia, corregir los errores de información, dar respuestas reflexivas, honestas, apropiadas para la edad, pero sin ofrecer demasiados detalles. Es necesario reducir la exposición a situaciones e informaciones generadoras de ansiedad, miedo, y cargadas de aspectos negativos».
Para la reducción de la ansiedad, el especialista recomienda acompañarlos en la realización de ejercicios de respiración profunda y relajación muscular; además de trabajar con los pensamientos ansiosos promoviendo otros más realistas e insistiendo en la capacidad para afrontar esta situación.
«Es importante promover rutinas, la realización de ejercicios físicos, la práctica de deportes, de actividades de expresión creativa y recreación, así como la realización de juegos que potencien la cooperación, de modo que se reduzca la exposición a las pantallas», añadió.
Debemos pensar en viabilizar aún más el acceso de la familia al apoyo profesional y a la consejería oportuna, para que cada Chamaquili, cuando pase el tiempo, pueda recordar con agradecimiento la oportunidad de estar emocionalmente intacto y recordar con alivio ese lapso de su infancia con olor a gel antibacterial y nasobucos de colores.
[embedded content]
Últimas noticias