LA HABANA, Cuba. – La indefensión de los cubanos sometidos a prohibiciones ridículas es notoria. El régimen intenta eclipsar la descalificación moral contra los ciudadanos, las elevadas multas y hasta las penas de prisión con las “bondadosas” autorizaciones a los equilibristas que se mantienen sobre la endeble cuerda de la ilegalidad. Porque en Cuba casi todo ha sido ilegal durante 62 años: lo que ayer se prohibió, hoy se permite, pero el mañana es incierto.
La venta de artículos domésticos y personales “usados, seminuevos y nuevos” en garajes, portales y otras áreas residenciales por cualquier cubano fue legalizada como “modalidad de comercialización minorista eventual”, mediante la Resolución 97/2021 del Ministerio de Comercio Interior, este 20 de julio.
Para ejercer la actividad, las personas no requieren licencia comercial ni de trabajador por cuenta propia. La comercialización de lotes de artículos nuevos importados y de la industria nacional, pieles de animales y maderas preciosas, y alimentos queda excluida.
En realidad, se trata de un hecho consumado, pues la venta en garajes se fue imponiendo durante el último año sin algarabía, con el antecedente de las ofertas en las viviendas y los locales para la comercialización de los trabajadores por cuenta propia existentes en los barrios.
La oficina designada por el Consejo de la Administración Municipal emitirá los permisos con una tarifa mínima de 50 pesos, que tributará al presupuesto territorial. Este ente definirá los días de venta, horarios, área residencial o localidad y duración máxima en días consecutivos. Las personas pueden solicitar de una vez el permiso para todas las fechas programadas en un año, semestre o trimestre, según corresponda.
Régimen cubano autoriza las ventas de garaje y las compras a plazo en tiendas minoristas
La promoción y los anuncios para las ventas pueden colocarse en portales y en las viviendas de frente a la calle, desde el día previo a la realización de las ventas y hasta finalizar las mismas, de acuerdo con las regulaciones establecidas. La colocación de anuncios en postes, calles, árboles y fachadas de entidades solo se realiza previo acuerdo con la autoridad facultada. También pueden utilizarse las redes sociales.
El antecedente está en los vaivenes de la permisibilidad y los castigos. Hacia 2010 comenzó el auge de las ventas, fundamentalmente de los artículos traídos o enviados por los cubanos residentes en el exterior para ayudar a sus familiares y amigos a afrontar el histórico desabastecimiento y la tensa situación económica. Al actualizarse la política migratoria en 2013, los cubanos en busca de los productos deficitarios viajaron a Panamá, México y algunos países más que no requerían visados, así como a España, Italia y otras naciones europeas.
Ese mismo año, el Gobierno prohibió las ventas a partir del 31 de diciembre, sin explicaciones, pero se hacía evidente que procuraba eliminar la competencia a los artículos de baja calidad y elevados precios en sus tiendas en divisas (CUC). En un discurso ante la Asamblea Nacional del Poder Popular por esa época, Raúl Castro se refirió a las ilegalidades en el ejercicio del Trabajo por Cuenta Propia (TCP), las cuales no fueron enfrentadas resuelta ni oportunamente, creándose un ambiente de impunidad con el crecimiento acelerado de actividades que nunca habían sido autorizadas, y exigió el establecimiento y la preservación de un clima de orden, disciplina y exigencia.
Parte de los artículos eran comercializados por cuentapropistas con licencias de costureros, sastres y otras. Pero la prohibición ocasionó un fuerte mercado ilegal, ya que había mucha mercancía y gran demanda. De hecho, las ventas en las casas se han mantenido más o menos clandestinamente con diversas ofertas para solucionar necesidades elementales, como enseres de cocina, llaves de agua, zapatillas, bombillas de luz, fosforeras, ropas, zapatos y productos de higiene personal y del hogar.
Con la apertura promovida por el expresidente Barack Obama, principalmente a partir del otorgamiento de visas por cinco años, las importaciones iban desde los artículos de baja calidad y precios, hasta productos de alto estándar solicitados específicamente. Estas posibilidades cesaron con el cambio de política del expresidente Donald Trump.
Según fueron aumentando las dificultades económicas y desapareciendo las mercancías, el Gobierno se lanzó sobre la competencia, mediante la creación de tiendas de equipos electrodomésticos para que los vendedores no sacaran las divisas del país al exterior. Sin embargo, las autoridades han propiciado los viajes a Rusia, de donde llegan las piezas de repuesto para los autos y otros equipos, así como productos que mitigan las carencias sobre todo en las provincias. Lamentablemente, esos intereses de las autoridades han propiciado la dispersión de la cepa delta del coronavirus SARS-CoV-2 en Cuba.
Actualmente, se carece de todo, el Gobierno no posee dinero para importar y la producción nacional es ínfima. En ese contexto, la liberación del Trabajo por Cuenta Propia y la legalización de las micro, pequeñas y medianas empresas resultan imprescindibles.
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