Aunque introducir fuentes renovables de energía, hacer cambios de tecnologías y realizar grandes inversiones en torno a eso, no deja de ser una respuesta acertada para cualquier país del mundo en términos de ahorro de portadores energéticos, para Cuba esas metas se desploman cuando aparecen las prohibiciones del bloqueo económico, la falta de financiamiento y la escasez.
Por eso, organizarnos para gestionar y controlar adecuadamente la energía no es una medida insignificante si con ello se logra, al menos, un 2 % de ahorro de la facturación anual de ese recurso en cada entidad.
Ese es el resultado, discretamente calculado por los expertos en nuestro país, que en un año podría lograr la implementación de un sistema de gestión de la energía en una empresa alta consumidora de electricidad y combustibles.
Por ese propósito es que a lo largo del territorio nacional existen ya 16 redes de aprendizaje para la implementación de estos sistemas, una metodología que llegó a nuestras fronteras desde otras latitudes y forma parte del Proyecto de eficiencia y conservación de la energía en Cuba, financiado por la Unión Europea, acompañado por la Organización de Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial y que ejecuta la Oficina Nacional para el Control del Uso Racional de la Energía (Onure).
La pionera de estas redes comenzó en 2019 con una decena de hoteles en Varadero, Matanzas, donde se calculó que con la puesta en práctica del sistema de gestión de la energía, el ahorro podía ser de casi un cuarto de millón de CUC al año, con la tarifa anterior, sin siquiera cambiar el mínimo de tecnología en cada hotel.
Es por ello también, dijo a Granma el Máster en Ciencias Víctor Pérez Cruz, especialista superior de política energética de la Onure, que estos devenidos espacios de colaboración, donde se reúnen diferentes actores para la realización de talleres, seguimientos, visitas a las empresas y apoyo técnico, se han concentrado en sectores donde el alto consumo es el denominador común.
Especificó que en las redes, cuyo periodo de duración debe ser 12 meses para que se cumplan todos los requisitos de la Norma Cubana ISO 50001 del 2019, participan la Unión Eléctrica (UNE), los grupos hoteleros Cubanacán, Gaviota y Gran Caribe, además del Grupo Empresarial de la Industria Alimentaria (GEIA) y el Grupo Empresarial de la Industria Sidero Mecánica (Gesime).
Si bien los sistemas de gestión de la energía no constituyen algo nuevo para el sector empresarial cubano, reconoció el especialista, hasta la fecha solo seis empresas en todo el territorio nacional tienen certificados los suyos y cinco de ellas son empresas de proyectos, es decir, que ni siquiera son altas consumidoras.
Eso demuestra, agregó, lo imperante del uso de esta metodología, aplicada por primera vez en Alemania con gran efectividad, que permite unir a todas las entidades interesadas en implementarlos; en lugar de hacerlo de manera aislada como hasta ahora, lo que no ha resultado eficaz.
En ese sentido, la meta es que, al finalizar el proyecto de colaboración con la UE, 30 altos consumidores hayan implementado sistemas de gestión de la energía y cinco de ellos haberlos certificados con los organismos certificadores internacionales.
En concreto, argumentó, ya existen 77 empresas en diferentes etapas de la implementación del sistema de gestión de la energía, de ellas 11 ya lo tienen implementado y seis pretenden certificarlos este año, inclusive, en medio de una pandemia que ha llevado a la paralización de las redes por un tiempo notable.
No obstante, subrayó, el desarrollo pleno de las redes de aprendizaje, cuyo fin no es la implementación de esos sistemas de gestión, sino el ahorro real y efectivo y el buen desempeño energético de las empresas, depende en gran medida del compromiso y voluntad de sus actores, sobre todo de que las entidades que se benefician lo tomen como una filosofía de trabajo, en la que hasta el más simple trabajador debe saber su aporte.
Lo fundamental es comprender que gestionar la energía adecuadamente no solo evita el gasto innecesario de megawatts o las emisiones de gases de efecto invernadero asociadas a su generación, por ejemplo, también ahorra dinero y recursos de los que ahora mismo carecemos.
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