A diferencia de otras ediciones, la trigesimosegunda de los Juegos Olímpicos ha dejado escapar muy poco, o casi nada, de lo que ocurrirá mañana en la ceremonia de apertura, sobre todo la manera en que se encenderá el pebetero. Después del flechazo de Barcelona-1992 que hizo arder la pira, el mundo entero espera, expectante, ese momento.
De todas formas hay algo que puede decirse, o más bien recordarse. Hace poco más de dos años, en febrero de 2019, la empresa japonesa Cartivator, financiada por la gigante Toyota, dio a conocer que esperaba imponer su tecnología de coches voladores en cinco años, es decir, en 1924. La oportunidad de mostrar el proyecto en una vitrina como la de unos Juegos Olímpicos motivó a los organizadores, quienes desde entonces pretenden que el fuego que alumbre a Tokio-2020, sea transportado en uno de esos autos.
A estas alturas, a solo horas de la ceremonia inaugural, en esta casa de la familia olímpica todo es posible desde la tecnología y la innovación, porque los anfitriones japoneses nos han puesto el futuro delante de nuestros ojos, ya.
Sería un empaste generacional de alto significado espiritual lo que trascendería, pues el fuego que transportaría el carro convertido en nave, como en las ediciones anteriores, se encendió en la Olimpia de Zeus, donde se celebraron los Juegos Olímpicos Antiguos, entre el año 776 antes de Cristo hasta el 393 de nuestra era. La tradición conmemora el robo de este por Prometeo para entregárselo a la humanidad, cual símbolo de desarrollo.
En la misma línea del simbolismo se ha dicho que en la gala inaugural, entre sus valores históricos y típicos de la ciudad sede, habría presencia de la lucha sumo. Es esa una manifestación física, que conserva signos del sintoísmo, una religión originada en Japón, basa en la veneración de los kami o espíritus de la naturaleza.
Es el deporte nacional del país, aunque no el más popular, atributo que posee el béisbol. Aun cuando no es oficial se rumora que habría un espectáculo llamado dohyo-iri, ceremonia de entrada al ring o dohyo, pero no un combate. Es realizada por un Yokozuna, que es el rango más alto de un luchador y el único que no se pierde hasta el retiro.
Al igual que en las convocatorias precedentes, Grecia será un motivo del programa, así como la cultura y vida japonesas, los discursos previstos en el protocolo del COI y del Comité Organizador, y el del Jefe de Estado, declarando abiertos los Juegos.
Esperemos a este viernes, a las ocho de la noche, hora de esta ciudad, siete de la mañana en Cuba, para ver con que nos sorprenderá Tokio para inaugurar unos Juegos difíciles y atípicos sí, pero reveladores como su antorcha, cuya forma simboliza los cinco pétalos de la flor del cerezo y su mensaje: «La esperanza que ilumina nuestro camino» es una invitación a convivir, en paz, con el futuro.