Esta semana comenzó en el país la intervención sanitaria en pacientes en métodos de terapia de remplazo renal de diálisis peritoneal y hemodiálisis, uno de los grupos más propensos a una evolución desfavorable de la COVID-19. También se vacunaron con la primera dosis de Abdala pacientes con larga estadía en hogares de ancianos, hospitales psiquiátricos, centros médicos psicopedagógicos.
En Pinar del Río 350 personas de estos grupos de riesgo comenzaron el camino a la inmunización y recibirán tres dosis en un esquema de 0-14-28. Aquí también fueron incluidos los transportistas, encargados de trasladar a estos pacientes hasta las instituciones de salud.
Y me voy a detener en este último grupo de riesgo. Son más tres mil cubanos en tratamiento renal sustitutivo por métodos dialíticos, quienes presentan muchas enfermedades asociadas y para vivir deben realizarse la hemodiálisis tres veces por semana en instituciones hospitalarias, como lo hacen a diario en su casa los de diálisis peritoneal.
El Dr. en ciencias médicas Jorge Pérez-Oliva Díaz, coordinador del Programa Nacional de Enfermedad Renal, Diálisis y Trasplante del Ministerio de Salud Pública, refería hace unos días que si alguno de estos pacientes se contagia con el SARS-CoV-2 necesita una mayor vigilancia y cuidado, pues además de los tratamientos contra el virus deben recibir el proceder dialítico en las unidades habilitadas para ello.
La enfermedad renal crónica es frecuente, pues entre un 10 y un 14 % de los habitantes del mundo pueden tener algún nivel de afectación, y resulta la vía final de muchas enfermedades que dañan al riñón, por ejemplo, en diabéticos, hipertensos, cardiópatas, obesos, en el contexto del envejecimiento poblacional o con afecciones renales primarias, todos con riesgo muy elevado de complicarse de adquirir la COVID-19.
La alta vulnerabilidad al virus justifica la intervención con Abdala, inmunógeno desarrollado por el Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología con una eficacia de un 92,28 por ciento (%) en la aplicación de sus tres dosis y cercano a obtener el autorizo de uso de emergencia por el Centro para el Control Estatal de Medicamentos, Equipos y Dispositivos Médicos (CECMED).
La atención a los enfermos renales crónicos en las 56 unidades de diálisis con que cuenta Cuba y a los positivos a la COVID-19 en los hospitales dedicados a la atención de estos pacientes y donde se ha necesitado, es continua e intensa en medio de un difícil escenario.
Cuba avanza en la intervención sanitaria a grupos y territorios de riesgo, quizás no todo lo rápido que queremos, pero sí con la seguridad de contar con candidatos vacunales propios y seguros. Es un rayo de luz, al que hay que acompañar con disciplina en el cumplimiento de los protocolos sanitarios. Como ya se ha anunciado en los próximos días comenzará ese proceso para la población del municipio de Pinar del Río, mayor de 19 años, pero de este tema hablaremos próximamente cuando volvamos a mirar la noticia en contexto.