Yenia, que reside en Altahabana y es madre de un niño de ocho años, dice que el gobierno le quitó la leche por la libreta cuando cumplió los siete y todos los meses cambia parte de su cuota de arroz por ese importantísimo producto, necesario para el crecimiento.
“El arroz está sumamente escaso y en estos momentos es uno de los productos de mayor demanda. Una libra de arroz vale 50 pesos y a mí me sobra el de la cuota porque mi hermano, que vive en una zona arrocera de Pinar del Río, todos los meses me manda un saco. Con ese arroz me salvo. Lo vendo o lo cambio por otros productos necesarios, como leche, detergente, carne”.
Cuenta Yenia que descubrir este grupo de WhatsApp le ha resuelto muchos problemas.
“Lo conocí por una amiga que es fundadora de esa plataforma digital y allí he encontrado cosas que ni con dinero podía hallar. La gente busca alimentos y productos de aseo, pero puedes encontrar de todo y establecer relaciones comerciales inauditas. Es la única forma de lidiar con esta crisis que parece no va a terminar nunca”.
Como Yenia, muchas madres de estos grupos ponen anuncios y solicitudes de trueques. Marc 2020 cambia arroz por lentejas, el usuario Jackie Chan cambia cinco picadillos de res por cinco latas de leche evaporada, Gaby cambia un paquete de toallitas húmedas de 120 unidades y necesita dos paquetes de detergente, Lucy La dura cambia una caja de cerveza Cristal por un queso gouda. Las actualizaciones diarias de estos sitios muestran un tipo de comercio que un año antes parecía irreal.
En el caso de los fanáticos del juego de bolita, no solo en WhatsApp, también en Telegram y en Facebook, crecen los bancos virtuales mientras que los recogedores actualizan las listas de jugadores y sus números a medida que se acerca la hora de los tiros: Florida, Pensilvania, Nueva York, Georgia y New Jersey.
Los bancos compiten entre ellos ofreciendo mejores pagos a los números fijos, corridos, parlay y centena, insertando propagandas y memes llamativos en los que incitan a jugar por saldo telefónico, o por tarjetas magnéticas, sin necesidad que los fanáticos se muevan de sus casas.