LA HABANA, Cuba. – “No recibimos nada del (Ministerio del) Turismo. Somos entidad de Salud Pública que prestamos servicio al Turismo, pero nunca en la historia nos han pagado algo por el servicio”, denunció ante las cámaras de CubaNet Justo Javier Sánchez Izquierdo, un miembro del Cuerpo de Salvavidas cubano que labora en la playa de Guanabo, al este de la capital cubana.
Sánchez Izquierdo, quien lleva 16 años trabajando como salvavidas en las Playas del Este, explica que de acuerdo con las leyes de Seguridad Acuática del país resulta obligatorio contar con un salvavidas en todo centro recreativo con distracciones de agua acumulada (piscina, playa, río).
Pese a esto, el sector turístico ―que constituye una de las principales fuentes de entrada de divisas al país― no les ofrece ningún tipo de estipendio a estos empleados que resultan indispensables para la seguridad de bañistas nacionales y extranjeros.
“No puede haber ningún centro donde haya agua acumulada sin un salvavidas, eso va desde piscinas, ríos, presas hasta playas. Entonces el Turismo requiere de nosotros, pero no recibimos nada, ni un estímulo en divisas como se le pagaba al trabajador cubano, solamente (recibimos) nuestro salario”.
“Y no es justo, anteriormente ganábamos 500 y ahora con el Ordenamiento (económico) ganamos 3 000 pesos. En realidad 2 900 pesos; a eso se le suma efectos paranormales y lo que es nocturnidad, con eso llegamos a los 3 000 pesos, pero no lo considero justo porque no alcanza para vivir”, se queja Sánchez Izquierdo.
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A decir del joven, con lo que gana apenas logra sustentarse económicamente en medio de un contexto donde los alimentos y los productos de primera necesidad han alcanzado costos cada vez más inaccesibles al bolsillo del trabajador cubano.
“No me alcanza (el salario). Lamentablemente está reducido a muy pocas cosas, para tratar de sobrevivir. El país hizo como una explosión, ha habido una inflación en la estructura económica muy grande y ahora todo cuesta el doble de lo que valía, y el triple”.
“Hoy te puede costar 150 y hasta 200 pesos un paquete de detergente, o más. Por eso, cuando sumas estas cosas te das cuenta de que tu salario no es nada. Cuando miras estas famosas tiendas en MLC y el costo de las divisas te das cuenta de que no ganas nada. En las tiendas que el Estado dejó para la moneda nacional apenas alcanzas a comprar los productos, que siempre escasean. Mi salario no alcanza”, insistió.
Asimismo, Sánchez Izquierdo denunció que tampoco cuenta con las condiciones idóneas en su puesto de trabajo para proteger su integridad física.
“La condiciones laborales no son las más adecuadas para un trabajador; te expones todo el tiempo al sol. Cuando te ponen en una torre es muy chiquita y el sol castiga mucho. Cuando no tienes torre estás la mayor parte en la arena, que es lo que más deseamos, porque nos da la posibilidad de buscar la sombra”.
“Cuando vamos a salvar una vida exponemos la de nosotros. Los salvavidas cubanos hacemos salvamento cuerpo a cuerpo generalmente; damos (respiración) boca a boca, algo que no es saludable y mucho menos ahora con el COVID-19”.
“Cuando alguien se ahoga y tienes que darle reanimación, esa persona mayormente se muerde los labios, la lengua y sangra, y en el sangramiento van todas las enfermedades, así que te expones a enfermarte”, explicó.
Como si fuera poco ―añade― hace alrededor de cuatro años que el régimen cubano no los provee de los equipos e insumos necesarios para poder realizar su labor de manera correcta y sin arriesgar sus vidas.
“Hace tres años o casi cuatro no nos venden el uniforme. En ese tiempo nos dieron careta, patas de ranas y torpedo, pero lo único que nos queda es el torpedo, porque las patas de ranas y la careta eran de muy mala calidad y se fueron deteriorando, se echaron a perder”.
“No tienes una cánula (para administrar oxígeno) ni tienes una pera para hacerlo con la mano, ni una ambulancia con todos los medios”, también lamentó.
Para llegar a ser salvavidas, Sánchez Izquierdo ingresó en la escuela de Seguridad Acuática en el periodo 2004-2005, luego de que en el año 2000 le fuera negada la entrada por “tener ideas contrarias a la Revolución Cubana”, asegura.
“La primera vez (que intenté entrar) pedí la carta del CDR (Comité de Defensa de la Revolución) y fue un aval muy bueno, a pesar de haber pasado todas las pruebas no pude entrar porque la (funcionaria) del CDR puso que no estaba con la Revolución. Luego, en el 2004 me llamaron y bajo un juramento de palabra de que no podía hablar de política y que no me iba a fajar con nadie, entonces me aceptaron en la escuela, así fue como me pude hacer salvavidas, con sacrificio”.
Nota del editor: Este trabajo se realizó en conjunto con el Instituto Republicano Internacional (IRI).
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