Plásticos Bahamonde, un proyecto del sector no estatal en Las Tunas, incursiona en la obtención de madera plástica, una novedosa propuesta que busca mayor sostenibilidad ecológica y financiera en tiempos en los que la innovación resulta palabra de orden para el desarrollo económico y social del país. Son los segundos en el país y los primeros en la región oriental en desarrollar una técnica que implementa innovadores procedimientos como la economía circular.
La necesidad de limpiar el medio ambiente a través de un propósito nuevo y noble con los ecosistemas y el uso de la innovación en la búsqueda de soluciones más baratas y sustentables, son motivaciones que impulsan a su principal gestor, Mario González Bahamonde, quien unió su experiencia de más de 20 años fabricando muebles de madera y metal como miembro del Fondo Cubano de Bienes Culturales a una ardua investigación.
González Bahamonde contó a la Agencia Cubana de Noticias (ACN) que se dispuso a fabricar una extrusora, máquina industrial encargada del procesamiento de polímeros mediante el prensado, fusión, moldeado, presión y empuje de los materiales para obtener un nuevo molde. Con el equipo se obtienen de manera rápida y continua diferentes diseños, agilizando el proceso industrial de reciclado y aprovechando al máximo la materia prima que le suministra la Empresa de Materias Primas de Las Tunas.
Su decisión le permitió sustituir costosos materiales y poner en marcha un emprendimiento anteriormente desconocido, con el apoyo de un grupo de jóvenes y consagrados profesionales de diferentes áreas, que echaron a andar la propuesta, registrada y comercializada bajo el nombre de Plásticos Bahamonde.
«En el equipo intervienen tecnólogos, economistas, publicistas, y personal directamente vinculado con la producción y un geólogo que es mi profesión, alianza que resulta un laboratorio de ideas cuando se trata de perfeccionar la mezcla para la obtención de la madera a partir del plástico, proceso que costó casi un año materializar», explica.
El proyecto está a tono con las más actuales tendencias del mundo financiero, y es el joven Yoan Silva Sánchez quien se encarga de implementar el proceso no lineal de reincorporación de productos en desuso a la industria, y darle una nueva vida útil. En este logro resalta su constante vinculación con la Universidad de Las Tunas. Por su parte, Silva Sánchez explica que la generalización de la iniciativa podría beneficiar prácticamente el ciento por ciento de las esferas de la economía, desde el turismo, la agricultura, hasta la industria de materiales de construcción y el hogar.
Los productos tienen además altas potencialidades para convertirse en rubros exportables, debido a las ventajas de la madera plástica ante la humedad: es más rígida, resistente y no presenta afectaciones por hongos e insectos. Entre sus valores destaca también la entrega de producciones ciento por ciento recuperables, de fácil mantenimiento y con diseños personalizados, que exhiben altos estándares de calidad, basados en resistencia, funcionalidad y flexibilidad.
El proyecto enrumba sus alianzas comunicacionales hacia prometedores convenios con el Grupo Empresarial de Logística del Ministerio de la Agricultura y el Fondo Cubano de Bienes Culturales, además de 16 cartas de intención que ya están firmadas con entidades de importancia del Sistema Empresarial cubano.
Ahora tienen sus talleres en un local arrendado de la Empresa Universal de Las Tunas y el contrato les permite experimentar allí con mayor libertad, organizarse mejor, para así tener un nivel superior de respuesta a las demandas. Aunque el escenario económico es complejo, las más recientes disposiciones para dinamizar el desarrollo del país, con la creación de micros, pequeñas y medianas empresas, arrojan luces a gente sencilla y de grandes ideas, como quienes impulsan hoy Plásticos Bahamonde.
[embedded content]