Con la voluntad y el compromiso de mantener la belleza y vitalidad de la añeja villa del Espíritu Santo, las máximas autoridades del municipio impulsan, apoyan y gestionan acciones que borran las huellas de un marcado deterioro en muchas instituciones y sitios de la ciudad: un homenaje justo en vísperas de su cumpleaños 507.
De ahí que próximamente, por ejemplo, el Museo de Historia Natural, ubicado en una de las esquinas del parque Serafín Sánchez Valdivia, muestre una significativa mejoría en todas las estructuras de sus paredes y cubierta, gracias a las labores realizadas allí con un costo de alrededor de 36 000 pesos en un contexto donde cada centavo pesa.
Igualmente se ha intervenido la Casa de cultura Osvaldo Mursulí, donde ha venido abajo la colmena de abejas que anidaba en su falso techo. Esa institución desde hacía años carecía de confort, aunque gracias al empeño de su colectivo jamás frenó la preparación del movimiento de artistas aficionados.
Al igual que a estas instalaciones, a otras como la Biblioteca Provincial Rubén Martínez Villena y el puente sobre el río Yayabo han llegado restauradores que embellecen los rostros de dichos sitios emblemáticos de nuestro patrimonio cultural.
También andan esparcidos por el centro de la ciudad hombres y mujeres retocando lámparas, macetas, bancos…, todo cuanto implique una imagen a semejanza de una ciudad aferrada a su pasado, pero con aires de modernidad.
A ella, musa inspiradora, también se le agasajará en este cumpleaños desde las artes. Ha sido así siempre y, aunque la COVID-19 ha obligado a cerrar los centros culturales, en esta ocasión, por segundo año, subirán las expresiones artísticas al escenario virtual.
El programa se dedica a los centenarios de César León Campo, Mundamba, y Evelio Rodríguez Plaza; y a Carlos Gómez, uno de los integrantes del legendario Trío D’ Gómez. Cada institución se ha sumado. Incluso, se habla de una gala para que los acordes, arpegios y voces seduzcan a internautas de cualquier latitud del mundo.
Asimismo, se ha llamado a volcar imágenes de otras celebraciones, no sólo por perfiles institucionales de Facebook, sino de toda aquella persona que desee hacer público su respeto por la tierra que le vio nacer o que le abrió los brazos un día.
Mas, en este cumpleaños se vuelve a arrastrar una deuda que ha suscitado el debate en más de una ocasión entre intelectuales y artistas espirituanos. Los tan esperados Premios de la Ciudad quedaron, por segundo año consecutivo, engavetados.
“Entre esos lauros hay varios que requieren ser presenciales para que un jurado decida quién es el ganador. Por ejemplo, sucede así con los investigadores en el Coloquio de la Cultura Espirituana, el cual se decidió suspender. Creímos que no es justo hacer una convocatoria parcial”, explicó a este semanario Ángela Fleita, directora municipal de Cultura.
Esta decisión, aseguró la fuente, es el resultado de múltiples análisis con la presencia de las máximas autoridades gubernamentales y partidistas del municipio. No obstante, la experiencia de más de un año pandémico en el trabajo a distancia y realización en formato digital de eventos mucho más complejos por incluir a asistentes de otras provincias, como el Coloquio Voces de la República o las Lunas de invierno, pudieron servir de ejemplo para no dejar perder la oportunidad de convertir este suceso en un regalo de etiqueta.
En el resto del país así ha sucedido. En Santa Clara y Matanzas, por ejemplo, desde hace meses las convocatorias circulan entre manos y por el panorama digital a fin de garantizar la presencia de obras que honren a ambas ciudades. Tampoco en las mismas se ha puesto en duda otra de las deudas espirituanas: el pago de los premios.
En la de Villa Clara, se erogan 10 000 pesos como monto en cada categoría, mientras que en Sancti Spíritus es una asignatura pendiente, con múltiples criterios que el gremio artístico no entiende, cuando hace años eso no era un problema.
“Se hacen análisis y vamos a tomar decisiones pensando que es la ciudad la principal beneficiada con estos premios”, acotó la directiva.
Precisamente, esa es la máxima que debe centrar todo cuanto se haga en la cuarta villa de Cuba. En vísperas o no de su aniversario, corresponde estimular a artistas, intelectuales y el resto de la sociedad a cuidarla, protegerla, venerarla e impulsar su evolución para que pueda perpetuar sus encantos.
