Duermen, sin otros fulgores que los que le otorga la leyenda. Un costotomo, un martillo, una segueta sin hoja y un pequeño serrucho –expuestos de izquierda a derecha, en ese orden– forman parte de la colección que atesora el fascinante Museo Emilio Bacardí, de Santiago de Cuba.
Programa de mentoría empresarial para jóvenes del Caribe
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