Hay un mundo habitando este otro –el que conocemos– en el que lo insospechado se torna posible; donde se pueden vivir muchas vidas a la vez sin renunciar a la ordinaria: a la que nos confiaron. Sin desatender a su poder de transportarnos desde el arte, también retrata la vida que tenemos y nos lanza a la que aspiramos. Bendito mundo llamado teatro.
En Dubái, con el agua hasta las rodillas
Publicidad Una semana después, todavía la calle frente a nuestro edificio está inundada. Una semana. No uno, ni dos, ni tres días, sino siete. Siete