Cuando Yunia pensó producir jugos con las frutas sobrantes del kiosco que gestionaba junto a su hermano, nadie -ni ella misma- pudo imaginar lo lejos que llegaría el arriesgado proyecto. Siete años después, lo que comenzó con una máquina criolla, unos pocos proveedores y un local cercano a la línea del tren, se convirtió en un emprendimiento referente dentro de Guanabacoa.
Baihu, un sueño cumplido
Desde muy pequeño, Alejandro Arcas practicó karate, aunque lo dejó mientras cursaba el cuarto grado. Sin embargo, nunca se alejó del deporte, y con 23